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Contracara en Medicina

Foto del escritor: Carlos Orfilio FrancoCarlos Orfilio Franco

                                     Contracara en Ciencias Médicas

La utopía de la salud

Aun tengo presente un antiguo  precepto de la medicina,  “ mejor prevenir que curar”   seguramente también resonara de tanto en tanto,  en la mente de muchos colegas y en función del respeto a los viejos maestros,  es que me animo a escribir unas líneas que pretenden llamar la atención acerca de que estamos en el camino opuesto: es la contracara.

Desde este lugar señalo y daré mas tarde ejemplos,  de lo que al igual de lo que sucede con  el tabaco, la negación o minimización de la importancia de su efecto deletéreo sobre la salud,  ha provocado y provocará muchas muertes de inocentes e inconscientes,  que continuando con su uso,  hipotecan su futuro.

Nuestro enfoque esta dirigido a la búsqueda de productos medicinales, en esta se invierten sumas astronómicas de dinero en el desarrollo de drogas (productos químicos) destinados a modificar nuestra biología y/o fisiología en el tratamiento de enfermedades,  que son el producto de una previa alteración de las mismas por otros productos químicos presentes en nuestro alrededor (aire, tierra, agua, alimentos, medicamentos.

En similar accionar, la industria alimentaria lo hace en el desarrollo de sustancias químicas,  que permitan mejorar el rinde de los cultivos, el control de plagas y las modificaciones genéticas de nuestros alimentos con el declamado propósito de aumentar la oferta de comida, y con ello paliar el problema del hambre mundial. Sin embargo nada de ello sucedió a pesar de sus enunciados, el porcentaje de muertes por hambre sigue en los mismos niveles, pero hay quienes se enriquecieron en el camino.

Además en estos procesos la industria alimentaria no construye alimentos, sino que transforma e industrializa la materia prima de tal manera que nada o muy poco de lo que se define como aquel,  desde el inicio a la llegada de la comida a nuestra mesa se acumulan modificaciones y agregados diversos que con el slogan de mejorar la salud, solo incrementan progresivamente  sus ganancias.

Desde el agua utilizada para riego, el abono de la tierra, la modificación genética de la semilla, los agroquímicos, herbicidas y plaguicidas, el tratamiento de los frutos en cámaras, el desarrollo continuo de sustancias que detienen los procesos de maduración hasta su lanzamiento al mercado, han transformado nuestro alimento en solo una imagen visual de la portada del mismo, lo de adentro ha cambiado sustancialmente incorporando en las diferentes etapas sustancias de diferente tipo que no contribuyen a nuestra salud. Los envasados tienen más agregados aun, conservantes, saborizantes, acidulantes, antiadherentes etc., que no formaron parte de  la alimentación de nuestra especie pero como productos químicos capaces de  interferir en nuestra fisiología, provocando enfermedades.

En este sentido aparece la contracara denunciada “cómo es posible que los responsables de la  Salud Pública no comiencen a intervenir en esta fábrica de enfermedades, de cuyo tratamiento nos  hace luego,  en parte  económicamente responsable a través del pago de impuestos, cuyo monto crece incesantemente en paralelo al crecimiento de las enfermedades y los enfermos, insumiendo además un costo creciente en relación a la complejidad del tratamiento.

Es decir un enfoque sobre el mismo problema:  la enfermedad,  con una óptica diametralmente opuesta al “mejor prevenir que curar”.

He mencionado ejemplos y para ello cito la denominación de:

Disruptores Endocrinos

Los mismos son sustancias químicas presentes en nuestro entorno, como productos elaborados o resultantes de la contaminación ambiental por nuestra especie.

Los efectos de estas sustancias sobre aves, peces y mamíferos pequeños fue puesta en evidencia ante la sociedad con el gran trabajo de Rachel Carson quin en 1962 publico uno de los más reconocidos libros en la materia “ La primavera silenciosa” libro que recomiendo leer a quienes les interese profundizar sobre la materia.  Carson una ambientalista dedico gran parte de su vida a estudias los efectos de los contaminantes, fundamentalmente en aves y peces. Su descubrimiento sobre las alteraciones sexuales, la reproducción y las repercusiones sobre la morbi-mortalidad por derivados de organoclorados fue la base sobre la que se fundamento poco tiempo después la prohibición del uso del DDT y otros insecticidas en los Estados Unidos

Este es un tópico importante sobre la alteración de la salud,  descripto originalmente para otras especies, con el correr del tiempo, algunos de estos efectos se han podido documentar perfectamente sobre la especie humana. Consecuentemente  las referencias cientificas han sido recopiladas en sendos informes de la OMS en los años 2002 y 2012, pudiéndose encontrar en internet fácilmente. Su importancia se vio realzada cuando el gobierno de los EE.UU decidió invertir fuertemente en su investigación, promoviendo entonces la aparición de un número cada vez más importante de trabajos científicos sobre la materia. En los últimos años el número anual de ellos es de más de 600.

 En relación a estos efectos reitero que otra vez aparecen como la punta  del iceberg, en primer lugar porque la lista y los efectos de los denominados disruptores endocrinos, sustancias químicas que uniéndose a los receptores hormonales bloquean los efectos de las hormonas o bien mimetizan ppor similitud de estructura o función  acciones hormonales, cambiando nuestra fisiología, transformándose en un indiscutible factor etiológico de múltiples enfermedades sean estas de carácter biologico y/o conductual, aspectos estos propios reconocidos de las hormonas.

Y menciono que es la parte que emerge del iceberg, porque apenas están apareciendo referencias a sus efectos nocivos en los últimos 10 años, pero a la vez permiten inferir que toda sustancia química o física de nuestro entorno y/o utilizada sobre nuestros alimentos podrá convertirse en fuente de enfermedad para el ser humano, en segundo lugar porque señala también la posibilidad de que otros productos o sustancias puedan interferir a otros niveles de nuestra organización celular, biológica o energética, alterando procesos fisiológicos necesarios para nuestra integridad saludable .

Dado que se ha comprobado además que el igual que medicamentos por ejemplo tienen interacciones entre si o con otras químicos, los efectos de suma son de difícil documentación. Este hecho particularmente demuestra que no alcanza tampoco con su estudio individual  como se hace en la actualidad, ya que la potenciación de los  efectos tóxicos, distorsiona y dificulta la investigación de la individualización de la toxicidad.

La afinidad  de estos compuestos por unirse a la grasa y concentrarse en ella, incrementa notablemente los efectos tóxicos a medida que subimos en la escala alimenticia.

La terapia de SIDA como paradigma del efecto toxico

Asi mismo y como claro ejemplo de las acciones adversas cabe citar lo que sucede con las drogas utilizadas en el tratamiento del SIDA. Como efecto colateral , se ha evidenciado que algunas son responsables del incremento de muertes cardiovasculares de los pacientes,  que ya no mueren tanto la infección sino como consecuencia de enfermedades cardiacas provocadas por el tratamiento, la misma droga ( químico) te ayuda y te enferma, lo cual se convierte en un paradigma de lo que estoy diciendo, si un medicamento ( químico) es capaz de provocar enfermedad como vimos,  ¿porque la ciencia no abre los ojos a la posibilidad de que todo químico puede hacer lo mismo?. En realidad pareciera que en este mundo dominado por la economía, lejos de llevar a la ciencia a investigar y eliminar los agentes que provocan enfermedades, esta se dedicara a estimular el desarrollo de nuevos y carísimos químicos en una espiral económica de grandes beneficios, la cual es mantener alta tasa de enfermedad, desconociendo su origen, pero beneficiándose de su tratamiento.

A solo modo de ejemplo cito a continuación detalles de los disruptores endocrinos en forma somera para entender de qué estamos hablando.

Los disruptores endocrinos (EDC) son compuestos que alteran el funcionamiento normal del sistema endocrino de la fauna y los seres humanos. Un gran número de productos químicos han sido identificados como disruptores endocrinos, entre ellos varios plaguicidas. Los pesticidas se usan para matar organismos no deseados en los cultivos, áreas públicas, hogares y jardines, y parásitos en la medicina. Los seres humanos están expuestos a los pesticidas debido a sus ocupaciones o por medio de la exposición alimentaria y ambiental (agua, suelo, aire). Desde hace varios años, ha habido preguntas sobre el impacto de los factores ambientales en la aparición de patologías humanas.

Desde el descubrimiento del DDT en 1939, numerosos plaguicidas (organoclorados, organofosforados, carbamatos) se han desarrollado y utilizado ampliamente en todo el mundo, con algunas pautas y restricciones. En los países industrializados, la Revolución Verde de la década de 1960 aumentó significativamente la productividad agrícola mediante el aumento de las superficies cultivadas, la mecanización, la plantación de cultivos de híbridos de mayor rendimiento y control de plagas Esta lucha requirió  del uso masivo de pesticidas, que son productos químicos peligrosos diseñados para repeler o matar los roedores, hongos, insectos y “malas hierbas” que atentan contra la agricultura intensiva. Los principales consignados para su uso fue que representaron un gran beneficio para la salud humana.

De hecho, ayudan a controlar las plagas agrícolas (incluyendo enfermedades y malezas) y vectores de enfermedades de las plantas, los vectores de enfermedades humanas y animales y organismos molestos y organismos que dañan a otras actividades y estructuras (jardines, zonas de recreo, humanos, .).Por otra parte, asegurar una mayor producción de alimentos, el suministro de alimentos seguro y otros beneficios secundarios]. Sin embargo, se han encontrado que muchos pesticidas de primera generación son nocivos para el medio ambiente. Algunos de ellos pueden persistir en los suelos y sedimentos acuáticos, bioconcentración en los tejidos de invertebrados y vertebrados, mover las cadenas tróficas y afectar a los depredadores superiores.

El libro de Rachel Carson ”  “, publicado en 1962, primero llamó la atención sobre el peligro del extenso uso generalizado de plaguicidas para el medio ambiente (es decir, las aves) y también para la salud humana. El libro dio lugar a grandes modificaciones en la política nacional de EE.UU. sobre los plaguicidas, lo que llevo a una prohibición nacional sobre el DDT y otros pesticidas.

El consumo mundial de plaguicidas para uso agrícola es cada vez mayor, pasando de 0,49 kg / ha en 1961 a 2 kg / ha en 2004 (ver varias fuentes web, como por y los seres humanos y la vida silvestre están hoy expuestos continuamente a un número de plaguicidas a través del medio ambiente, este uso indiscriminado ha llevado a contaminar las aguas de acuíferos subterráneos utilizadas para consumo humano

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que alrededor de tres millones de envenenamientos por pesticidas ocurren cada año, resultando en 220.000 muertes en todo el mundo. En algunos casos, se ha sugerido que las enfermedades tales como el cáncer, alergias, trastornos neurológicos y trastornos de la reproducción pueden estar conectadas a la exposición a plaguicidas.

Los disruptores endocrinos tienen un  fuerte potencial de unirse a los receptores de andrógenos o estrógenos. En particular, los EDC se unen y activan  receptores hormonales, como los de andrógenos, estrógenos, receptor de Aryl carbono, Androstano y Pregnano y luego imitan la acción de la hormona natural (acción agonista). EDC también pueden unirse a estos receptores sin la activación de ellos. Esta acción antagonista bloquea los receptores e inhibe su acción. Por último, los EDC también pueden interferir con la síntesis, el transporte, el metabolismo y la eliminación de las hormonas, disminuyendo de ese modo la concentración de las hormonas naturales. Por ejemplo, la producción de la hormona tiroidea puede ser inhibida por algunos de los siguientes diez pesticidas disruptores endocrinos (amitrol, cihalotrina, fipronil, ioxinil, maneb, mancozeb, pentachloronitro-benceno, prodiamina, pirimetanil, tiazopir, ziram, zineb.

En el ámbito del medio ambiente, la fauna es particularmente vulnerable a los efectos alteradores endocrinos de los pesticidas. Efectos relacionados con la alteración endocrina se han observado principalmente en invertebrados, reptiles,  peces, y mamíferos. La mayoría de ellos están relacionados con la exposición a los pesticidas organoclorados (OC) y afectan la función reproductiva

A nivel humano, los pesticidas disruptores endocrinos también se han demostrado para alterar el desarrollo sexual y reproductivo, y estos efectos parecen depender de varios factores, como el género, la edad, la dieta y la ocupación.

La edad es un factor particularmente sensible. Los fetos humanos, los bebés y los niños muestran una mayor susceptibilidad que los adultos. Gran parte del daño causado por la EDC se produce durante la gametogénesis y el desarrollo temprano del feto, aunque los mismos pueden no aparecer hasta la edad adulta. Por otra parte, los fetos y los bebés reciben dosis mayores debido a la movilización de las reservas grasas maternas durante el embarazo y  la lactancia materna.

De hecho estas acciones de otros disruptores endocrinos como el antiadherente Bisfenol A han sido responsables de cambios epigenéticos trasgeneracionales

 Los niños son muy vulnerables a la exposición pre y postnatal a los pesticidas disruptores endocrinos, lo que resulta en una amplia gama de efectos adversos para la salud, incluyendo los posibles efectos a largo plazo sobre la función intelectual,  y retardados sobre el funcionamiento del sistema nervioso central.

Del mismo modo, la proximidad residencial a la actividad agrícola es un factor que a menudo se describe para explicar anomalías en el desarrollo de estudios epidemiológicos de bajo peso al nacer,  muerte fetal  y los cánceres de la infancia Además, una mayor prevalencia de criptorquidia e hipospadias se encontró en áreas con agricultura extensiva y el uso de pesticidas y de hijos de las mujeres que trabajan como jardineros. Recientemente, se ha descrito una relación entre criptorquidia y la concentración de plaguicidas persistentes en la leche materna

 El impacto de los pesticidas disruptores endocrinos sobre la fertilidad también ha sido discutido, la presencia de disruptores endocrinos ha sido responsabilizada de la disminución y alteración de calidad del esperma y de la disminución del número de espermatozoides, llevando a una disminución de la tasa de fertilidad por la alteración de los ejes endocrinos sexuales de la mujer y del hombre, de la misma forma que se ha demostrado en otras especies. En estas además alteran la cadena alimentaria de múltiples especies llevando a un exterminio cada vez mayo

 Por otra parte, un número creciente de estudios epidemiológicos tienden a vincular la exposición ambiental a los plaguicidas y los riesgos de cáncer dependientes de hormonas. Los altos niveles de PCBs, DDE y DDT se han encontrado en muestras de grasa de las mujeres con cáncer de mama.

 El riesgo de cáncer de mama es cuatro veces mayor en las mujeres con aumento de los niveles sanguíneos de DDE. Uno de los últimos estudios epidemiológicos realizados en España entre 1999 y 2009 muestra que entre un total de 2.661 casos de cáncer de mama se informó en la población femenina, 2.173 (81%) se observaron en áreas de alta contaminación de plaguicidas.

 Por otra parte, también se ha sugerido que las mujeres con cáncer de mama  hormono sensible tienen una mayor carga corporal DDE que las mujeres con enfermedad benigna de mama.

También puede haber una conexión entre la exposición a los pesticidas y el cáncer de próstata. 

La exposición a los pesticidas puede ocurrir a través de numerosas vías, incluyendo el uso doméstico de los productos plaguicidas, la exposición dietética a los residuos de pesticidas y la exposición a los derivados de la  agricultura. 

Estudios de monitoreo biológico indican que la exposición a pesticidas se ha generalizado en la población humana.

La exposición dietética proviene de los residuos en las frutas, verduras y de carne contaminada, pescado, arroz y productos lácteos. 

 La exposición humana a los plaguicidas se evalúa mediante la medición de los niveles de pesticidas en muestras humanas, tales como la leche materna, sangre materna y el suero, la orina y en algún momento la sangre del cordón umbilical. Las mejoras en las técnicas analíticas han hecho posible la detección de pesticidas y sus metabolitos a niveles traza (desde miligramos por kilogramo a microgramos por kilogramo en algunos laboratorios) en casi todas las muestras humanas. 

La mayoría de estos estudios muestran evidencias de niveles más altos de pesticidas en la población. Además, se encontraron niveles más altos de DDT y HCH en la leche materna y las muestras de sangre en las provincias chinas que en los países desarrollados o industrializados, incluyendo a nuestro país.

Por otra parte, las acciones combinadas de los plaguicidas también deben también abordarse en el proceso de evaluación de riesgos, porque las mezclas de estas sustancias pueden causar efectos tóxicos más altos que los que se espera de los compuestos individuales.

 Por ejemplo una mezcla equimolar de tres plaguicidas (deltametrina, metiocarb, y procloraz) suprime la activación del receptor de andrógenos (AR) . Y esto último de alguna manera señala también el estado actual respecto a la contaminación a la que estamos expuestos  y la dificultad de individualizar a cada compuesto en la etiología de la enfermedad, dado que la suma de efectos durante todo el proceso agrega efectos deletéreos sobre nuestra salud, haciendo de esta forma algo así como una tormenta perfecta donde todos los factores se combinan para hacer de nuestra salud una utopía difícil de logar.

Como último comentario quiero señalar que mientras escribo este informe se acaba de aprobar en el Congreso de la Nación tras corto debate y por una gran mayoría, poco ilustrada la Ley de Fertilización Asistida. Otra muestra más que evidente que estamos en el camino equivocado. En primer lugar porque no atacamos el origen del problema, que de esta forma seguirá creciendo de la misma forma que lo hacen diabetes, hipotiroidismo, cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares entre otras. Me pregunto si a alguien en la industria automotriz se le ocurriría enfrentar problemas serios de diseño de un auto, incrementando el número de talleres de reparación en lugar de solucionar el problema original, ¿ Loco, no?

Dr. Carlos Orfilio Franco

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